Sé que no te acuerdas de mí.
Sé que no quieres verme.
Sé que no me lees cuando te miro.
Sé que no me escuchas cuando te susurro al oído.
Sé que no te importan mis besos.
Sé que no sientes los latidos de mi corazón pegado al tuyo.
Pero yo no dejo de pensar en ti.
Pero no quiero dejar de verte. Te extraño.
Pero leo el verde infinito de tus ojos.
Pero escucho con atención todas y cada una de las palabras que nunca susurras ni dices.
Pero no quiero dejar de dártelos.
Yo no tengo ninguna esperanza que tu corazón se ilumine como el mío cuando tú te acercas.