No sé si es tu sonrisa
la que me hace volar
o son tus ojos
los que no me dejan pensar
en otra cosa que no sea
tu mirada profunda,
tu marca personal.
La luz del sol
ilumina la curvatura de tus labios
y tus ojos entornados,
encendidos por un pensamiento,
transmiten un mar de sentimientos.
Y aunque tú me miras
yo no veo en ese rostro
la magia de Cupido
que impunemente me ha herido.
Ese tirano tiene en su puño
mi corazón aplastado,
el que había perdido.
Me hizo creer
que de amor
yo podía vivir,
que todo sería mejor
estando tú aquí.
Si mil vidas
yo tuviera para dedicarte,
ninguna valdría
tanto como la que dejo
por este amor incierto
en un rincón del museo
perdido en el tiempo.
No sé si hay otro fin posible,
para esta tragedia que me envuelve
en un paño de lágrimas
antes de despedirme.
Ojalá, yo pudiera decirte.
Atardecer en Córdoba, Argentina. Foto propiedad de la autora del blog. Click para expandir. |