domingo, 23 de diciembre de 2012

Make a wish


Qué fácil se puede arruinar la vida de una persona muy querida si uno es totalmente ignorante, consciente o inconscientemente. Uno siempre sabe que la ignorancia de los demás puede dañarnos, pero muy difícilmente reconocemos nuestra propia cuota de ignorancia. Siendo egoístas y pretendiendo  imponer los propios planes y sueños a los demás, en especial de padres a hijos, se da el primer paso para matar la ilusión de alguien a quien, presumiblemente, queremos con el corazón.
Dicen "Yo quiero lo mejor para vos". Pero, ¿quién sabe qué es lo mejor? Se acostumbra pensar que lo mejor es "lo normal, lo que hace todo el mundo, lo que a todo el mundo le pasa". Se equivocan, ¡seres egoístas! Acéptenlo, si toda la sociedad se tira por un barranco, yo no voy a hacerlo porque "eso es lo mejor". Aunque la idea de tirarse por un barranco y mezclarse con todas las demás ovejas a veces seduce. ¿Quién dice que lo que todo el mundo dice es lo mejor? Aprendamos a pensar por nosotros mismos, a ponernos en los zapatos de los demás y a tomar decisiones lógicas basadas en los análisis que supimos hacer por nuestra cuenta, en vez de acoplarnos a las voces que se levantan queriendo tapar con gritos lo que no son capaces de aceptar ni comprender, simplemente porque su ignorancia y orgullo no se lo permiten.

Cada uno conoce lo que lo hace feliz, y merece seguirlo a lo largo de su vida. Los demás sólo podemos orientar o sugerir si creemos que los demás se equivocan, o enseñar a distinguir. Pero incluso eso sería ya mucho entrometerse en la vida de los demás. Lo que nos hace felices a nosotros no tiene por qué ser la razón de la felicidad de otras personas, y está bien, porque todos somos diferentes y únicos por nosotros mismos. De hecho, acabo de leer una frase interesante:

"Naciste para ser real, no perfecto. Estás aquí para ser tú, no para vivir la vida de otra persona".

Nada, sólo una reflexión que, desearía, todos entendieran. Pero todos somos diferentes. A algunos nos es fácil comprenderlo, a otros les toma más tiempo. No queda más que esperar y vivir, y también dejar vivir, por los demás y por uno mismo.